Historias de amor que nacieron en redes sociales
Edición especial con historias de amor que surgieron de forma inesperada en internet, en la voz de sus protagonistas. Pasen y lean ❤️
Hola :) Te doy la bienvenida a una edición especial de este newsletter. Acá vamos a hacer una pausa en el contenido técnico -la semana próxima ya vuelve- para dejarle un espacio al amor en la voz de sus protagonistas. Historias que nacieron de forma insólita o inesperada en redes sociales.
No puse los nombres de quienes me mandaron sus relatos, pero sí titulé sus historias: “Una sala de chat por dial-up”, “Un tango por Facebook”, “Te quiero presentar a mi primo”, “La magia de Twitter (I)”, “La magia de Twitter (II)”, y “Me terminé enamorando como nunca”.
¿Te pasó alguna vez que alguna red social o plataforma tuvo un impacto en tu vida, pero en un sentido diferente al que esperabas? Si me querés contar, te leo en melisa.avolio@gmail.com
Más adelante, tal vez, haga un nuevo especial con esas historias.
Hoy le toca al amor.
📍Pero antes, porque muchas personas se sumaron esta última semana y me alegró muchísimo. Si este newsletter te llegó hoy por primera vez, acá te paso los anteriores por si te interesa leerlos después: cómo hacer anuncios en redes sin perder plata, cómo publicar en LinkedIn sin usarla como Facebook y cuál es la magia de las redes sociales.
Me gustaría contarte que los relatos a continuación fueron libres. No quise hacerle ninguna pregunta a las personas entrevistadas para no condicionarlas, y así enfocaran sus relatos en el recuerdo que quisieran. Acá van.
Si te reenviaron este newsletter y querés suscribirte, acá podés hacerlo:
Una sala de chat por dial-up
Comenzó una noche del 22 de enero del 2000, en el portal Radar, el sitio de Telecom que aparecía al conectar Internet por dial-up.
Yo me conectaba cuando el teléfono no se necesitaba y entraba a las salas de chat porque era increíble poder escribirte en tiempo real con personas de toda la Argentina. Yo tenía 17 años.
Una noche comencé a hablar con Diego, que también tenía 17 y un nickname que incluía una localidad muy cerca de mi casa.
Las conversaciones se multiplicaron varias noches y el 3 de febrero nos conocimos en persona. Salimos a un par de lugares y, finalmente, el 7 de marzo, de la mano de nuestro primer beso nos llamamos novios.
Pasaron casi 24 años de aquello. Hoy seguimos juntos y tenemos un hijo de 6 años.
Un tango por Facebook
Gracias a las redes sociales me encontré con un compañero de secundario con el que había perdido el rastro por completo al terminar 5to año. Como en la era pre-redes, lo llamábamos por un apodo.
Cuando nació Facebook y él me pidió amistad, nunca supe quién era -no recordaba el nombre- y quedó en el limbo de los pedidos sin aceptar.
Pasaron muchos años y en febrero de 2020 consulté, a modo público, por una partitura de tango bien específica y él contestó. Tardé un gran rato en darme cuenta quién era: en la secundaria tenía muchos rulos y en la actualidad, era pelado.
Nunca más supe de él gracias a no tener contacto por redes y eso me pareció una hermosa anomalía. Nos pusimos a hablar por el chat de Facebook (no existía el celular cuando estudiábamos) y descubrí que se había dedicado al tango. De hecho, estaba de gira en Japón en ese momento y no volvía por bastante tiempo. El intercambio quedó suspendido por unos días.
El Covid hizo lo suyo, se tuvo que volver, pudimos encontrarnos unos días hasta que la cuarentena nos distanció nuevamente. Y ahí las redes sociales hicieron lo suyo: videollamadas como se podía, intercambios en vivos de Instagram y todo lo que surgió en cuarentena durante tanto tiempo.
Se puede decir que fue un amor de cuarentena que se dio por un intercambio totalmente azaroso en una red social que cada vez usa menos gente. La historia terminó tiempo después y lo que más valoro es que ambos tuvimos que ponernos al día de manera presencial, contarnos qué fue de nuestras vidas, gracias a no estar conectados, de manera ficticia, por alguna red social.
Mi cuarentena, y la de él, fue hermosa por esa razón. Bienvenidas sean las redes y también, la desconexión.
“Te quiero presentar a mi primo”
Soy periodista y formaba parte de un grupo de medios en Facebook que creó Chiqui Mourelle. De ese grupo, luego de que respondí un comentario, un chico me mandó una solicitud de amistad. Lo acepté, empezamos a hablar seguido y un día me dijo “te quiero presentar a mi primo" y se desconectó todo el día.
Me pongo a ver sus fotos, pensando en que tal vez comparte el mismo apellido que el primo y veo la foto de un chico con el mismo apellido y digo "ojalá sea el primo".
Pero, no. No era el primo. Era el hermano. Seguimos hablando, le pregunté por el chico de la foto y ahí me cuenta. Me dijo también que era soltero pero "un hueso difícil de roer". "Presentame a tu hermano en vez de tu primo", pero se negó, no hubo caso.
Así que le dije "¿qué te parece si le cuento a tu hermano lo que pasó en esta charla y que él decida si nos conocemos o no". Estuvo de acuerdo, así que le mandé un mensaje privado por Facebook con su hermano en copia contándole lo que había pasado y - cómo estaba de vacaciones en México- me respondió que sí y que volvía en dos semanas y me escribía para ir a tomar algo.
A las tres semanas me escribió, yo me había olvidado completamente. Arreglamos para salir y desde ese día estamos juntos, hace ya más de una década. Además, tenemos un hijo.
Dato curioso: hoy trabajo con Chiqui Mourelle, la creadora de ese grupo de Facebook, conoce a mi marido y a mi hijo y siempre le digo que esta familia nació gracias a ella.
La magia de Twitter (I)
Nos conocimos en Twitter. Ella me había respondido un tuit que le salió en una conversación que yo tenía con un tercero. Empezamos a hablar por mensaje privado y ella me dijo que quería que la invitara a salir, pero que yo no me daba cuenta.
Lo que pasaba es que en ese tuit -el que digo que ella respondió- yo me quejaba de que “salías con alguien, estaba todo bien, y después te ghosteaban”. Y ella coincidía. La verdad es yo venía medio quemado y de capa caída.
A días, a lo sumo una semana de charlar no mucho, la invité a salir. Fuimos a ver la última película de Batman de Nolan. Los dos ya la habíamos visto, pero es lo que había potable.
La primera salida fue el el 17 de agosto de 2012 y ya para octubre nos pusimos de novios. En diciembre nos fuimos a vivir juntos y en 2015 nos casamos. Acá estamos, más de 10 años después.
La magia de Twitter (II)
Teníamos amigos en común y quedamos una vez participando de una misma conversación en Twitter.
Nos empezamos a seguir y siempre hablábamos de series y cosas random. Así nos hicimos amigos. Después de un tiempo empezamos a salir y seguimos juntos hasta hoy.
“Me terminé enamorando como nunca”
A David lo conocía de vista porque los dos formábamos parte de la comunidad judía. Lo había visto en persona una sola vez y un par de veces más en fotos que publicaban conocidos o amigos.
Lo agregué a Instagram en el 2018 y en 2021 él se fue a vivir a Israel. Hasta ese momento solo era una persona más que seguía en redes, nunca habíamos hablado. Hasta que para la época del mundial me respondió una historia que yo publiqué después de que ganamos la semifinal, diciéndome lo mucho que le gustaría estar en Argentina en ese momento. Ahí empezamos a hablar, sin pensar que iba a llegar a un vínculo romántico, porque estábamos en dos continentes distintos.
En ese entonces estaba saliendo de un vínculo tóxico, y no me interesaba conocer a alguien en ese plan. En David encontré un amigo, mucho apoyo y consuelo. Y después de pensar que no quería entrar en otro vínculo amoroso, me terminé enamorando como nunca.
En julio del año pasado él vino a Argentina a conocerme. Fui a buscarlo al aeropuerto y apenas nos vimos corrimos a abrazarnos, como si nos conociéramos de toda la vida.
Se quedó todo el mes de julio y viajamos juntos por el país para conocer a nuestros respectivos círculos sociales, amigos, familia.
Cuando llegó el momento de que él se vuelva a Israel, intercambiamos collares con la inicial del otro y ambos los usamos cada día hasta el día de hoy. Decidimos que yo iba a viajar a Israel para verlo, y quedarme un año allá con él.
Un día, cuando estaba en el trabajo, me llega un mensaje de él. Quería hablar conmigo de un tema importante. Voy al pasillo a atender, y me dijo que había decidido volver a Argentina para estar conmigo y estudiar música.
Debido a la guerra tuvo que venir un poco antes de lo anticipado, pero hoy estamos juntos. A pesar de que fue duro, estamos creciendo a la par y empezando nuestro propio emprendimiento.
❤️ Muchas gracias a quienes participaron de esta publicación por confiarme su relato
El próximo viernes nos volvemos a encontrar con un tema potente: cómo se cotiza el trabajo de un community manager.
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Que tengas una hermosa semana